ACTIVIDAD FISICA Y LA DIETA EN LA FERTILIDAD

¿INFLUYEN LA ACTIVIDAD FÍSICA Y LA DIETA EN LA FERTILIDAD?

Según la OMS, la obesidad se ha triplicado en las últimas décadas en todo el mundo. De hecho se considera que es una auténtica epidemia, sobre todo en los países desarrollados, pues tiene efectos muy importantes sobre la salud incluyendo la salud reproductiva.ACTIVIDAD FISICA Y LA DIETA EN LA FERTILIDAD

Las mujeres obesas sufren disfunciones del eje hipotalámo-hipófiso-ovárico que provocan anovulación e infertilidad. En paralelo el tejido adiposo libera una serie de moléculas bioactivas: adipocinas, leptinas o citoquinas, que interactúan con múltiples vías moleculares, que ocasionan un estado proinflamatorio que provoca resistencia a la insulina e inflamación crónica de bajo grado.

Debido a estos mecanismos neuroendocrinos, la obesidad afecta a la diferenciación, a la maduración ovocitaria y a la receptividad endometrial y a una correcta implantación, lo que hace que puedan aumentar algunas complicaciones, como la tasa de aborto espontáneo y la reducción de los resultados en los tratamientos de reproducción asistida (TRA).

Se sabe, de hecho, que las pacientes obesas responden peor a la inducción de la ovulación, necesitan tratamientos más prolongados para el desarrollo folicular.

En el caso de los hombres, hay una asociación negativa entre el índice de masa corporal (IMC) y el recuento total de espermatozoides, la concentración, el volumen y la motilidad espermática y todo ello afecta a la función reproductiva.

También la obesidad tiene influencia en el periodo de la gestación, ya que un IMC elevado implica un mayor riesgo de diabetes, preeclampsia y alteraciones de crecimiento, pues la inflamación y el estrés oxidativo contribuyen a la disfunción placentaria y fetal temprana.

Pero no solo el elevado índice de masa corporal afecta, pues está demostrado que el bajo disminuye la probabilidad de lograr un embarazo, aumenta la tasa de aborto y provoca un descenso en la tasa de nacidos vivos con un alto impacto en la reproducción; un IMC ≥ 30 kg/m2 se relaciona con peores resultados reproductivos, tanto en la gestación natural como en los tratamientos de reproducción asistida.

Todo ello indica que el IMC es un elemento esencial a la hora de valorar la fertilidad.

La puesta en marcha de programas de modificación de estilo de vida que provoquen la pérdida de peso tanto en mujeres como en hombres pueden ayudar a mejorar los resultados de los tratamientos de reproducción asistida.

En el caso de las mujeres el descenso de peso, en caso de obesidad, en torno al 5 %, logra restaurar el ciclo menstrual y la ovulación aumentando la probabilidad de embarazo. En el caso de los hombres obesos, tanto la dieta como el ejercicio moderado preconcepcional podrían mejorar los parámetros seminales y el perfil hormonal.

Una dieta de estilo mediterráneo puede mejorar el perfil metabólico y hormonal en mujeres con síndrome de ovario poliquístico (SOP) y, en el varón, sobre el recuento, la concentración y la morfología espermáticas.

La evidencia indica que tanto la obesidad como el índice de masa corporal por debajo de lo normal no ayudan a la concepción, por lo que el peso dentro de parámetros considerados normales favorece la fertilidad natural y contribuye al éxito de los tratamientos de reproducción asistida.