hábitos tóxicos en la fertilidad

¿Influyen los disruptores endocrinos y los hábitos tóxicos en la fertilidad natural y en los ciclos de reproducción asistida?

Cada vez es mayor la exposición a algunos tóxicos ambientales y ocupacionales capaces de mimetizar o antagonizar hormonas, lo que afecta al equilibrio endocrino y a la esteroidogénesis; son los denominados disruptores endocrinos, estrógenos ambientales o xenoestrógenos, que están presentes en pesticidas, hidrocarburos, plásticos o productos químicos industriales siendo bioacumulables, por lo que entran en la cadena alimentaria.hábitos tóxicos en la fertilidad

La Organización Mundial de la Salud (OMS), reconoce más de 800 sustancias de estructura química diversa, de origen natural o artificial, que pueden actuar a dosis muy bajas sobre organismos diferentes, la mayoría de los cuales no han sido testados.

Además del tipo de sustancia es importante tener en cuenta la dosis y el tiempo de exposición, el momento y la variabilidad individual a la hora de detoxificar dichos compuestos.

Especialmente vulnerables resultarían las mujeres y varones en edad fértil, embarazo, lactancia e infancia, pudiendo presentar un efecto transgeneracional o epigenético.

A nivel reproductivo pueden afectar a los gametos con alteración durante la fecundación, implantación y desarrollo embrionario. Clínicamente se pueden producir alteraciones en el ciclo menstrual, pubertad precoz, infertilidad, aborto, malformaciones congénitas, alteraciones inmunológicas, tiroideas, retraso del desarrollo y cáncer infantil.

 

¿Cuáles son las sustancias perjudiciales y los hábitos tóxicos?

La evidencia epidemiológica otorga un papel relevante a los metales pesados, plaguicidas e hidrocarburos que, en el varón se han relacionado negativamente con los principales parámetros espermáticos, así como alteración en las hormonas reproductivas masculinas y, en la mujer, el bisfenol A (BPA) puede alterar la foliculogénesis, la maduración ovocitaria, la calidad embrionaria y la implantación.

Las dioxinas empeoran la producción de hormonas esteroideas a nivel ovárico y reducen la maduración folicular. También se han asociado con endometriosis y miomas.

El tabaco, por su parte, puede producir una disminución en la fertilidad natural, disminuyendo en el varón la concentración y la motilidad espermática y aumentando la fragmentación del ADN y en la mujer con niveles más bajos de estradiol durante la estimulación, un menor número de ovocitos recuperados y una peor calidad embrionaria.

Existe controversia sobre el efecto en la fertilidad del consumo regular de alcohol aunque, a nivel masculino, parece reducir la concentración espermática y el porcentaje de espermatozoides con morfología normal y en la mujer implica peor maduración folicular, trastornos ovulatorios y alteración en la producción de hormonas esteroideas. En pacientes sometidas a tratamientos de reproducción asistida (TRA) se describe una menor respuesta ovárica, peor calidad embrionaria y peor tasa de implantación, con una tasa de aborto mayor.

La marihuana bloquea la liberación de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH) hipotalámica y la producción de hormona luteinizante (LH) por la adenohipófisis, reduciendo la producción de testosterona. Puede producir oligozoospermia, disminución de la motilidad y alteración en la morfología, así como anomalías en la reacción del acrosoma.

El consumo de cocaína empeora la espermatogénesis y aumenta la probabilidad de aborto.

Tampoco está clara la relación entre cafeína e infertilidad, aunque parece que un consumo superior a 5 tazas al día puede incrementar la tasa de aborto.

Es recomendable informar a las parejas sobre la influencia del tabaco en  las posibilidades de concebir tanto de forma espontánea como a través de los TRA, así como un consumo moderado de alcohol que no sobrepase las 3-4 bebidas alcohólicas a la semana, con abstinencia completa durante el embarazo; también un consumo no superior a 2 tazas de café al día y eliminar el consumo de drogas, como cocaína y marihuana.